sábado, 8 de septiembre de 2012

El Blues del autobús (Miguel Ríos)

Desde 1969 a 2010. Ahí es nada. 41 añitos sudando rock and roll por todos los poros de su cuerpo. Aquí y allende los mares. Miguel Ríos se ha preocupado muy mucho por hacernos llegar a todos los castellano parlantes, la música que revolucionó el siglo XX. Y su dedicación plena merece todos los elogios y los premios que se le han dado, que son muchos.

Quién le iba a decir a él que su trabajo como empleado en la sección de discos de unos grandes almacenes, a finales de los años cincuenta, le iba a marcar de por vida. Y para bien. Por eso merece un sitio de honor en este blog. Canciones como su particular versión del clásico de Beethoven, El Himno de la alegría, Bienvenidos, Santa Lucía o la que nos ocupa, El blues del autobús, han contribuido a que el rock en castellano echara raíces en este país. Incluso sus letras, los títulos de sus discos... ¿Quién no ha escuchado la frase los viejos rockeros nunca mueren? Hoy día, ha traspasado su acepción original y se dice cuando alguien, a pesar de que los años aconsejen lo contrario, sigue al pie del cañón. Da igual la profesión que tenga. La justificación parte de aquí. De Miguel Ríos. Del rock cantado en lengua materna.

Tuve el privilegio de tropezarme con su doble directo, Rock and ríos (1982), en forma de casette doble, a finales de los 80. Gracias a un amigo de toda la vida que ya le seguía la pista y él, gracias a otro amigo de toda la vida, algo más mayor, que le escuchaba cuando nosotros todavía no levantábamos un palmo del suelo. Y no sólo eso. Hoy día, comparto con mi suegro (un respetable señor de 72 años) la afición por este granadino ilustre. Y es que Miguel Ríos y su música han traspasado dos generaciones de este país. Ha pasado de padres a hijos. Y pasará a los nietos cuando éstos vayan creciendo.

Antes de dejaros con esta maravillosa canción, en la cual, se refleja a la perfección, la cara B de este negocio, contaros una anécdota que en su día escuché del que sin duda es el mejor armonicista de este país, Ñaco Goñi, y del que en su momento, también hablaremos.

Fue invitado por éste a colaborar en un tema de uno de sus discos, entre los años 90 y la primera década del nuevo siglo XXI. Ñaco, mal que nos pese a muchos, no es conocido fuera del circuito de blues de este país. Por desgracia. Aún así, Miguel Ríos, aceptó encantado el ofrecimiento. Y aquí viene la anécdota. Cuando fueron a recogerle en la furgoneta para ir al estudio de grabación, ahí estaba, tan nervioso como ellos, como uno más, con el mismo entusiasmo que los años no le han logrado arrebatar. Ése, es Miguel Ríos. Toda una leyenda musical delante de nosotros y ahí estaba, contaba el bluesman, como un chaval, ilusionado y expectante, a la vez.

Efectivamente, los viejos rockeros, nunca mueren. 

¡¡Bienvenidos!!


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